Debe plegarse al tiempo
para durar tanto como él,
que no perezca aunque lo haga yo.
No será un sentimiento
que licúe tu corazón y el mío,
podrían resecarse ambos
si te vas o me voy.
Ni una caricia.
El roce de piel con piel
revive cuando se recuerda,
pero temo que la memoria es frágil
y poblaría el cajón del olvido.
Tampoco mi presencia.
Ya camino contigo, en paralelo,
para que mis pies no te estorben
aunque me sientas cerca.
No puede ser nada material
pues la materia,
aunque no se destruye,
es efímera en
su transformación.
Ni siquiera la mejor música
es bastante para ti,
porque eximida de la palabra
solo habita en el aire.
Como no quiero
dejarte sin regalo
te ofrezco el infinito,
de ti depende vivirlo, como dijo el poeta,
antes de que se encoja peligrosamente.