No puedo escribir poesía!.
Los dedos
se me agarrotan
cuando se siega
otra vida,
cuando otra mujer
solloza.
Alzad vuestra voz
bien alta,
que el clamor llegue
hasta el cielo,
para gritar ¡ya basta!,
para abandonar
el miedo.
Que se entere todo el mundo:
quién comparte
vuestra vida,
hoy es un ser nauseabundo
que se alimenta
de heridas.
No les protejáis
callando
porque se escudan
en ello
y seguirán golpeando
y cometiendo
atropellos.
Y que no se llame
humano
quién utiliza la fuerza
de boca, armas o manos
para haceros
prisioneras.
Sumo mi voz a la vuestra
condenando
a los cobardes
que a una mujer
defenestran
aunque una fue su madre.
Belén Rodríguez