Las cuatro de la tarde en Montesclaros,
un día cualquiera del mes en curso,
un lápiz, silencio y un folio en blanco
serán artificieros de tu embrujo.
Pausa apenas rota por el susurro
de un tórrido viento caracoleando
por entre las hojas verde profundo
del bello jazmín moteado de blanco.
Foto de Nico Delgado |
Mi retina se extasía contemplando
las miles de encinas que me rodean
y, más allá, esos montes recortando
la linde que fusiona cielo y tierra.
Foto de Marcos Albarrán |
Aspiro su savia hasta hinchar mi pecho.
Aromas de cielo, nubes y hierba.
Cierro los ojos, quiero retenerlo,
fundir con mi alma tu calma serena.
Foto de Nico Delgado El sol, intrigado por lo que siento, se adentra curioso entre mi cabello, baja por mi espalda, juega travieso y riendo regresa hasta el firmamento. Foto de Luís Martín |
Ha sido poseído por el hechizo
que embruja el corazón de quien se acerca
a conocer tus calles, plazas, caminos...
que graba en él, para siempre, su huella.
Foto de Luís Martín |
El sopor me envuelve hasta impregnarme
del oloroso influjo de tus tierras
y mi piel derretida, maleable,
Belén R.