EN COMUNIÓN

Para intimar contigo

tengo que tomarme

mi tiempo.

Primero me preparo con un  acto de contrición:

sola y en silencio, vacío la fuente 

de los pensamientos que fluyen desbocados,

corceles de colores que escapan a mi control.

Luego, ya serena, cumplo la penitencia:

reflexiono en busca de palabras.

A veces juegan conmigo al escondite,

cuando creo haberlas encontrado,

se volatilizan en el laberinto de las ideas

dejando sólo una muda estela.

Otras, son ellas las que llegan a mi sin hacer ruido.

Es entonces cuando estoy preparada

para recibirte en comunión:

afilo un lápiz, vacío el escritorio, abro mi cuaderno

y las imágenes se agolpan detrás de mis ojos.

Las miro, las analizo,

las disecciono en una exposición inconexa

de cuadros únicos

y extraída su esencia las derramo en papel

convertidas en poemas.

Belén R.